Los guardianes le advirtieron:
-Un corazón enjaulado no es un corazón bueno ni sano.
Si entras ahí, nunca te separarás de su lado.
Parecía no escuchar, sólo pensaba en la tristeza que le transmitía,
en lo sólo que estaba y en que un corazón, no podía hacer daño.
Entró, pese a las advertencias,nunca volvió a salir,
era como magia, cuando decidía
salir de la jaula, algo le hacía volver, volvía a sentir lástima,
se apiadaba de el, se olvidaba de lo mucho que ella sufría.
Y de fondo, siempre de fondo, escuchaba:
-Un corazón enjaulado no es un corazón bueno ni sano.
Si entras ahí, nunca te separarás de su lado.